viernes, 13 de marzo de 2009

Despedida en la trinchera

Buen día:
Cierto, me encariño rápido con las personas, con los sitios y con las ideas, sobre todo con las ideas.

Hoy tengo que dejar el periódico y es tal vez la peor despedida que he tenido que sobrellevar. ¿Es definitivo? No lo sé con certeza, pero procuraré que no sea así.

Dice Omar que hoy se estrena una nueva temporada, es cierto, mas todo es tan oscuro ahora mismo que lo único que me queda es asumir mi decisión, aunque ésta sea el más garrafal de todos mis errores.

El camino aquí se bifurca y me arrastra muy lejos del sendero que creí para mí. Es claro que nunca estuve totalmente segura de hacer lo que ahora estoy haciendo, pero lo más sensato es atender a los nuevos reclamos que he impuesto para mi propia vida.

¿Quiere decir que me retiro y me doy por vencida? Sería incapaz de hacer semejante cosa, sólo es un cambio momentáneo de trinchera.

¿Agradecimientos? Injusto sería no hacerlos. En primer lugar al maestro Víctor Torres, amigo, jefe y sobre todo lazarillo en este extraño mundo. Después, por su puesto, a Hiroshi Takahashi, quien, aunque no lo sepa, más de una vez me hizo llorar al hacerme notar lo lejos que aún estoy de los verdaderos periodistas, pero que, a golpes (metafóricos por supuesto) me obligó a aprender y dejar de lado vicios tiempo ha arraigados.

Capítulo aparte merecen mis compañeros: Israel, Iván, Chucho, Andrés, Carmen y Alan. Gracias, simplemente gracias, por haberse tomado un momento para escucharme, cuando creí que mi estupidez me haría tirar la toalla antes de tiempo.

¿Qué te puedo decir Eloísa? Eres mi amiga, editora y eterna correctora, crítica mordaz de mis equivocaciones, paciente instructora que me ayudó a salir adelante. Un abrazo.

En fin, ya nos veremos más adelante ─ruego por ello─, por lo tanto seguiré trabajando, de lejos, pero tratando de contribuir con esta edición que me dio una pequeña infusión de papel y tinta.

Diría que no queda más, pero aún hay muchas notas que escribir, entrevistas que concertar y tardes de estrés que sobrellevar. Pero eso será después, no ahora. Por el momento sólo necesito descansar para no llorar.

Quede patente mi eterno agradecimiento y mi compromiso con aquéllos, que por primera vez, creyeron en mí.

Jeanette