jueves, 28 de agosto de 2008

Recuerdos desde Nantucket

Querida Adriana:

He pasado demasiado tiempo en Nantucket y ahora es necesario regresar al océano. Debo dejar de jugar a ser Ismael, por más que me complazca la contemplación del mar, y aceptar, de una buena vez por todas, que soy el monomaniático Ajab y me destino es cazar a la ballena blanca o, de lo contrario, resignarme a morir, pues para mí no existe otro camino posible. ¿Desistir? Nunca. Prefiero navegar eternamente con mi pata de palo y la amargura en el corazón a perderme en el abismo de la molicie y el sinsentido.
Dentro de una semana me embarcaré, no espero que nadie vaya a despedirse al puerto, pero mucho me temo que si hay un naufragio, no encontraré los suficientes despojos para salir a flote. A Ismael, le aterraba el misterio del gran cachalote: el color le traía reminiscencias de antiguos actos siniestros, su habilidad le producía el vértigo atrayente del abismo y la incertidumbre de la muerte; sin embargo, más extraña que las aberraciones de un mundo caprichoso, es la irracionalidad del capitán, quien a sabiendas de su inferioridad respecto al monstruo, decide apostar su vida a la extraña empresa del dominio de la quimera, al sometimiento de la utopía, cuya materialización implicará el resumen y el premio a toda su existencia.
Sé que eres mi confidente, pero tú y yo conocemos de sobra que Moby Dick es sólo mi enemiga y esta aventura he de emprenderla sola y tengo mucho miedo, pues soy completamente consiente de mis debilidades y pecados. ¿Dios me ayudará? No, sabes que Él no moverá ni un dedo, todo depende, entonces, del viento y de mis habilidades como marinero, soy novel en el arte de la navegación, pero aspiro a convertirme en viejo lobo de mar. Supongo que intuyes las pregunta obligada: ¿cómo lograré clavar el arpón en su enorme corazón?, cada día me doy cuenta de mi flaqueza y me asusta mi ignorancia, pero tal vez si estudio, si me guío de los más sabios y persisto en mi cometido, finalmente logre vencerla.
Así, pues, levanto anclas de nuevo: tenderé el velamen y espero que mi alma no se amotine, ni el fuego logre llegar a la santamaría de mi barco. Con el paso de los días te daré la crónica de mi viaje, espero con ansia el día en que logre derrotar a mi monstruo.

Desde el puerto, tu fiel

Jeanette

3 comentarios:

Mas perfecta que normal dijo...

Exacto amiga llego la hora de levantar anclas y partir, descubrir nuevos horizontes!!!

Debes ver la vida con filosofía!!!

jajajaja...

Me odiaras por este comentario pero diría Thalia... Mira pa'lante, no mires atrás... lalala... jajaja...

Besos... Te kiero eres la mejor!!!

DavidOchoaD dijo...

maravilloso texto.

no sé porqué, pero de alguna manera me recordó ese libro, sobre una pequeña llamada Ana Frank


Saludos!

Abigail Mendoza Morales dijo...

¿Desistir? Nunca... exacto mi querida Jeny Austin, sólo así vencerás al monstruo.
Un abrazo, TQ