martes, 5 de agosto de 2008

De los 100 números del Buró

Mi querida Adriana:

He estado pensando y, en definitiva, no existe cosa alguna sobre lo que no te pudiera hablar. Eres un poco espejo y un tanto reflejo. Tú sabes lo que hay en mí y por lo tanto, desde hoy, te escribiré regularmente una carta, catarsis, pero también técnica morbosa, implementada con el fin de esquivar el tedio producido por los textos incluidos en este blog (tal vez así supere mi récord de visitas: 1 persona, ja, ja).
¿Por qué te escogí a ti como destinataria de mis epístolas y depositaria de mis devaneos y no a otro de mis amigos? Sabes de cierto que quiero muchísimo a Cristóbal y Emir Abdulla de León- Heroles (creo que ahora debería agregar el apellido Del Río. Perdón, chiste local); sin embargo, a ti te conozco desde hace más tiempo y, en definitiva, es más fácil entenderse con una mujer que con esa subespecie en vías de desarrollo cerebral que son los hombres (sin ofender chicos, me apego a las teorías de Darwin).
Pues así las cosas, comencemos… ¿qué te puedo contar? El domingo pasado se publicó el número 100 del otrora Buró, columna que hace poco cambió su nombre, para convertirse en una emulación de cocina económica o de taquería, pues ahora se llama Dos para llevar, nombre sugerido ─según el multicitado y acreditado maestro Víctor Manuel Torres ─ por el jefe Galarza (Sí, brincos diera que fuera mi jefe).
El punto es que llevo escribiendo reseñas para ese espacio desde hace casi un año y, haciendo cuentas, me di cuenta que de esas 100 emisiones, yo he escrito para poco menos de la mitad de ellas, lo cual es raro, considerando el hecho de que yo no trabajo en Excélsior y aún está lejano el día en que lo pueda hacer. Haciendo gala de arrogancia, creo que el único que me supera en el número de reseñas escritas es el propio Víctor, pero crimen sería enunciar lo contrario, pues él es el titular de la columna. Otro tanto puedo decir de Lecturas productivas, pero esa es otra historia.
Dados estos antecedentes, me pregunto cuál es la razón de que yo siga fuera de las nóminas de los periódicos de esta ciudad. ¡Nadie me quiere! Y mira que he trabajado, ya no tenga idea de qué es lo que debo hacer para conseguir un empleo decente, ya estoy bastante harta de estar jugando a la “maestra” en esa “escuela”… ¡Vamos, el tiempo pasa, dentro de unos cuantos meses cumpliré 26 años y es risible que yo me dedique a esto, mientras mis amigos ya son hasta editores web del Reforma!
¿Qué hago Adrianita? Dime, es que ha llegado la hora de desistir y renunciar a todo lo que yo quería, hay algo que no termina de embonar.
Sí, Cristóbal dirá que este espacio se convertirá en mi “muro de las lamentaciones”, pero qué remedio.
Te veo después, monstruo macarena, cambiaremos de tema y tal vez, para la siguiente sesión, redacte una virulenta diatriba en contra de cierto individuo de cuyo nombre no me quiero acordar (sí, Cervantes debe estar revolcándose en su tumba).

Bye, bye

Jeanette

2 comentarios:

JLE dijo...

Maestra Jeanette

Perdone que me meta en una carta que no iba dirigida hacia mí, pero como este es su blog y el espacio de comentarios, pos aquí me tiene.
Leí su comentario en la Bitácora. Gracias por tomarse la molestia de leerme. Traté de responderlo de la mejor manera y aquí le paso el link:

http://bitacoradenaufragios.wordpress.com/2008/07/18/la-critica-de-la-critica/#comment-21

Y con respecto a esta entrada puedo decirle que tenga un poco más de paciencia (nadie dijo que sería fácil y vaya que cuesta trabajo eso de conseguir trabajo, no se achicopale).

Nos escribimos luego.

JLE

Mas perfecta que normal dijo...

Mi muy querida amiga:

Tu sabes que en inumerables ocasiones te he hecho saber que tu para mi eres la mejor periodista, que como escribes me fascina!!!

Así que no importa cuantas veces te caigas yo siempre estaré ahí para levantarte, y si no lo logro caeré contigo!!!

TQM!!!

Adriana...