miércoles, 13 de agosto de 2008

Sabor lima- limón


Querida Adriana:

Como Mamburú se fue a la guerra (sí, ¡qué dolor, qué dolor, qué pena!) sin despedirse de mí, he ocupado mi mente en cuestiones tan trascendentes como la forma de las nubes (¿qué?, de alguna manera debo eludir la realidad, so pena de convertirme en tu amiga la loca).
Pues bien, ayer aproveché mi viaje a Naucalpan (sabes de mis clases ahí) para relajarme un poco y ahuyentar los fantasmas. Entre mis lúdicas actividades microbuseras, incluí la observación del cielo y fue inevitable recordar aquel viejo fragmento de Canek que solía leer con Kathya en la explanada de la Facultad, ¿lo recuerdas?:

“-Mira las nubes, Jacinto. Dentro de ellas viven los fantasmas. Cuando los fantasmas duermen, las nubes son blancas; vuelan despacio para no despertarlos. Los mecen y los llevan lejos. Cuando los fantasmas despiertan, las nubes se vuelven grises y se agazapan contra el horizonte. Cuando los fantasmas se enfurecen, entonces las nubes se tornan negras, se agrietan y estallan.
Canek preguntó:
- ¿Y nunca salen los fantasmas de las nubes?
- Cuando salen de las nubes, las nubes desaparecen.
- ¿Entonces qué son las nubes?
- Las nubes, Jacinto, son las sombras de los fantasmas”

Sí, es muy bueno. Quisiera algún día poder escribir de esa forma.
¿Sabes en qué más pensé ayer, Adriana? En todo lo que solía soñar. No cabe duda de que, con el tiempo, todo se desmorona…
No pensemos en ello y cambiemos de tema. Déjame contarte que por estos días me he ocupado de dar clases de gramática. Cuando llegamos a la conjugación de los verbos, uno de mis alumnos me lanzó una pregunta que ya me habían hecho antes (tal vez tú sabes cuál es la respuesta): ¿cómo se conjuga “saber”?, inicialmente, pensé que hablaba del “saber” referido a la posesión de ciertos conocimientos o habilidades; sin embargo, él especificó que se refería al “saber” que significa tener sabor, verbo comúnmente aplicado sólo a las terceras personas tanto del plural como del singular. Ante tal duda, llegó a mi mente el vívido recuerdo de una tarde en que alguien me dijo: “sabes a manzana con canela”… “tú tienes un gusto a limón”, debí haber contestado en aquel entonces, pero con los nervios me limité a reír estúpidamente.
Yo sé, tú sabes, él sabe… No es que él tenga un sabor cítrico, más bien todo su cuerpo huele de esa forma, su cabello, su cuello, sus brazos… sus labios hechos un tanto de esencia de naranjas y otro tanto de jugo de limas.
Nosotros sabemos, ellos saben, ustedes saben, sí en efecto, no sólo los alimentos poseen sabor, las personas también lo tienen y cuando ellas deciden alejarse de ti, sólo los aromas y un agridulce gusto en la lengua preservan la memoria de los días pasados.
“Saber de sabor”, como diría mi avispado alumno, se conjuga de la misma manera que saber; sin embargo, como vos sabéis, los conocimientos escapan, tarde o temprano, de tu mente… pero, los sabores, Adriana, te dejan la tibia conciencia de lo perdido.

Con nostalgia

Jeanette

7 comentarios:

Cristóbal dijo...

¡Soberbio! como exclamamos aquella vez que te invité al teatro a ver alguna obra en el Centro Cultural. ¡Soberbio!, me gustó ese remate, esa nostalgia, ese sabor con que sazonas cada palabra y haces maridar cada una de ellas hasta formar todo un banquete de frases que superar la expectativa de cualquier sibarita o despiertan la curiosidad por probar hasta al más novel aprendiz de sibarita pues, se me ocurre ahora, que las palabras se hicieron para saborearse en platillos como el que hoy ofreciste.
jajaja ¿Qué fumé?

Abrazos

Jeanette dijo...

ja, ja, aprecio el sarcasmo.

Cristóbal dijo...

buuuuu! Ya pareces mexicana en Beijing. ¡Creetela! en verdad me gustó y nofue sarcasmo. Escribe más. Besos

Omar Astorga dijo...

Sin duda, un texto delicioso, de sabores y saberes.

"Si yo pudiera morder la tierra toda
y sentirle el sabor
sería más feliz por un momento...
Pero no siempre quiero ser feliz
es necesario ser de vez en cuando infeliz
para poder ser natural...”

Así lo dijo Fernando Pessoa.

Por cierto, sobre la mezcla del sabor de la canela, el de la manzana y el del limón (y para el seudoaprendiz de sibarita)… hay una receta no tan excelsa como su texto, señorita Jeanette, pero que les puede agradar, pídanlo en el Pujol:

Lomo a la cazuela con aroma de canela y limón, cuya guarnición puede ser de manzanas cocinadas con un poco de sal y aceite de oliva.

Omar Astorga dijo...

Un romance digno de un vino tinto añejado, de un Aliara, Valle del Maipo, 2001.

Mas perfecta que normal dijo...

Amiga...

Este también me encantó!!!!!!

Sé a quien te refieres y cada que lo pienso, considero debería estar ardiendo en el infierno, en el infierno de no tener a una persona tan especial como lo eres tú!!!

Besos...

Salomon Ancona dijo...

Hola Jeanette,
Me gusta como escribes. Siento que aunque eres sutíl en tu forma de criticar, percibo cuando un libro realmente te gustó o cuando no te gustó. Luego lo platicamos.

Saludos,
Salomón Ancona.