miércoles, 4 de junio de 2008

Reflexiones desde el exilio

La Historia, según millones de vidas, podría describirse como una tirana omnipotente ocupada en la destrucción de destinos posibles; la antítesis de toda esa muerte, se encuentra en el motor mismo de los pueblos, es decir en los sueños, en las utopías, concepciones capaces de redimir al hombre y mostrarle universos alternos donde la decadencia y la podredumbre no son la meta a la cual nos encaminamos tras el final de cada día.
La literatura, la política y, en alguna medida, el periodismo, son el resultado de esos intentos de reconstrucción, son el arte de “remedar al hombre”, para presentarlo en simulacros de mundos mejores e ideales. Max Aub, escritor, crítico, soñador anhelante de una realidad sin guerras, se ocupó, en su obra periodística, de replantear y cuestionar algunos de los problemas que hundieron a buena parte de su generación y que, entre otras cosas, lo obligó a exiliarse en México, tan sólo para vivir en la añoranza de su vieja patria, España.
De todo habla el periodista de descendencia judía, todo es motivo de sus “elogios” (publicados en diferentes diarios y revistas mexicanos, entre 1943 y 1972, y recopilados por el Fondo de Cultura Económica): lo mismo aborda, con divertida ironía, la candidez o la fealdad física, que explota en amargas reflexiones contra la miseria y corrupción que hundió a muchos de sus amigos; mas en sus añoranzas, Aub es consciente de que todo es posible y aunque la Historia le juegue “malas pasadas”, siempre se podrá reconstruir lo sucedido, pues si bien es factible perder la libertad del cuerpo, como le sucedió en un campo de concentración en África, es imposible apresar al espíritu.

Bibliografía:
Aub, Max. Los tiempos mexicanos de Max Aub. Legado periodístico 1943- 1972. México, Fundación Max Aub, Fondo de Cultura Económica, 2008, 928 pp.

1 comentario:

Omar Astorga dijo...

Mujer, bienvenida al vecindario, a este vecindario virtual.